El disidente cubano Yunior García dijo el jueves que abandonó la isla gobernada por los comunistas para dirigirse a España después de que las autoridades cortaran sus líneas telefónicas y las de sus familiares cercanos, y les amenazaran con represalias si se unían a las protestas previstas.
El disidente, de 39 años, cuyo plan de protesta masiva para el lunes fue declarado ilegal y bloqueado por las autoridades locales, llegó a Madrid el miércoles tras conseguir un visado del gobierno español.
García, un dramaturgo que por momentos luchó contra las lágrimas en una conferencia de prensa en Madrid, dijo que su salida de Cuba “sería una gran película”, ya que dijo que esperaba que la policía lo detuviera o amenazara en cualquier momento.
El gobierno cubano le dejó salir como una forma de silenciarle, dijo, y añadió que viajó a España para dar voz a los reprimidos.
“No podía quedarme callado, por eso vine a España”, dijo.
García dijo que a sus familiares les dijeron que perderían sus trabajos y que podrían ir a la cárcel si participaban en las protestas.
El gobierno cubano, en los medios de comunicación estatales y sociales en las semanas previas a la protesta prevista para el lunes, ha alegado que García estaba trabajando de forma encubierta con Estados Unidos para derrocar al Estado. García y Estados Unidos han negado esas acusaciones.
Los medios de comunicación estatales de Cuba criticaron el jueves la decisión de García de irse, diciendo que se había ido “por sus propios medios” y que su salida había dejado a Archipiélago, un grupo disidente que fundó, en el limbo.
García dijo en otra entrevista a última hora del miércoles que su decisión de marcharse había provocado algunos conflictos entre los disidentes que aún permanecen en la isla, muchos de los cuales siguen sufriendo la presión del gobierno.
García dijo que el gobierno estaba actuando como “un marido maltratador” hacia su pueblo, calificándolo de “dictadura y tiranía brutal”.
No hubo comentarios inmediatos de las autoridades sobre las últimas acusaciones.
También criticó a Estados Unidos, diciendo que el embargo comercial impuesto a la isla está ayudando al gobierno actual. Dijo que esperaba tener la oportunidad de dirigirse al Congreso de Estados Unidos sobre la situación en Cuba.
García se convirtió en una figura central del movimiento disidente cubano tras las protestas de julio, que sacaron a miles de personas a las calles para manifestarse contra la escasez de productos básicos, las restricciones a las libertades civiles y la gestión de la pandemia del coronavirus.
Fueron las mayores protestas desde la revolución de Fidel Castro en 1959. Éste murió en 2016.